domingo, 15 de junio de 2014

Corto I: Malu-Malú (primera parte)

Malu-Malú (primera parte)


   Todos me quieren, bueno, me querían. No entiendo por qué en este lugar discriminan a las chicas con sobrepeso. Encima, ya no tengo a mis amigos, a nadie que pueda defenderme ante las burlas.
   Mi nombre es Malena Pérez, tengo 16 años, y desde hace ya dos meses, mi vida cambió por completo. Soy parte de una familia tipo: Somos mamá, una mujer llamada Silvia, de unos cuarenta y tantos (nunca me deja decir exactamente su edad), que aparenta muchos menos, es rubia, con una cabellera hasta los hombros, tiene volumen gracias a que se pasa toda la tarde de los viernes en la peluquería, mide 1, 73 metros, pero siempre parece más alta, porque tiene una súper colección de tacos que nunca me presta porque calza 37 y yo 39. También tengo a papá, un hombre de 48 años, llamado Omar, él mide 1, 85 metros, tiene una cabellera morocha con alguna que otra cana, que no nos deja a nadie sacársela. Y, por último, está mi hermana, Bianca, que tiene 18 años, mide 1, 76 metros, es rubia, tiene una cabellera hermosa, larga, con caída en punta, que pasa por toda su espalda, y hasta le llega s rozar su cola.
   Mi mamá, mi papá, mi hermana y yo tenemos todos una linda cara, pero tengo que reconocer que la más linda es Bianca. Somos de una familia con lindas fracciones en el rostro, pero lamentablemente mi cuerpo no me ayuda. Mamá es flaca, siempre lo fue, papá también, y Bianca más aún. Ella es lo que los chicos llaman "perfecta", porque además de ser muy linda físicamente, tiene mucha pasión en lo que les gusta.  Hace danza clásica desde los 4 años, a esa misma edad empezó a asistir a clases de piano, guitarra y bajo. Estudia inglés desde los 6, e Italiano desde los 5. Hace Danza en Telas desde los 7, y asiste a clases de Pintura desde los 8 años. Yo solamente hice Danza en Telas, empecé a los 10 años, pero tuve que abandonar porque no me daba el cuerpo, mis brazos ya no soportaban el peso de mi panza, además, en donde vivo ahora no enseñan.
   Hace exactamente dos meses y dos días, nos mudamos a una casa nueva, en un barrio nuevo, en una ciudad nueva, una provincia nueva, y hasta un país nuevo. Nosotros vivíamos en Durazno, en Uruguay, y ahora estamos en Haedo, en Bermúdez. Mi colegio me queda un poco lejos, en Martínez, y me llevan en auto a la mañana, y me van a buscar en auto al mediodía. Todo esto se debe a una razón: Mi hermana quedó embarazada. Para mis papás esto fue un error enorme, y nos obligaron a venir a vivir acá para que nadie se entere. Bianca dice que seguro la van a ser dan en adopción a su bebé, pero ella no quiere, más aún porque su novio (a quien ella se lo contó sin que mamá y papá se enteren, porque no querían saber nada con que se haga rumor) le dijo que se quería hacer cargo.
   Cuando empecé en este colegio pensé que iba a ser como antes, pero es todo lo contrario. Y eso es lo que quiero contar, soy muy tímida y reservada, no expreso lo que siento. Por eso estoy escribiendo esto. Escondida, por supuesto, me quedo hasta tarde escribiendo en el documento de Word en mi compu. Si alguien lo ve, me mato. Bueno, varias veces en esta historia me quiero matar. Lo van a ver a continuación.

   Llegué al colegio el primero de mayo, dos meses después del comienzo de clases. Cuando pise el hall, todos me miraron. La profe explicó en el salón que era nueva, venía de Uruguay, y que me hagan sentir como en mi casa, lo típico. Miré a todos los chicos, la mayoría de las chicas hacían cara de asco, los chicos se reían y se burlaban entre dientes. Había una sola chica que ni se mosqueó cuando entre. La ví, por un largo tiempo, empecé a caminar para sentarme en el único lugar que estaba libre, detrás de ella. La miré durante todo ese momento, supuse que se había empezado a sentir incómoda. Así que dejé de verla. Cuando me senté, se dio vuelta.
_Hola_Me dijo murmurando tan bajo que me costó escucharla_¿Cómo te llamás?
_Malena_Le respondí, hablando casi más bajo que ella._¿Vos?
_Soy María, ¿vos sos Malena cuánto? O sea, ¿cómo es tu apellido?
_Pérez. ¿Y el tuyo?
_...Menéndez, soy Paula Menéndez.
No supe que decir, ella era la única chica que me había hablado. Me callé, ya no dije nada. La profe comenzó la clase. Fue una clase de biología, estaban dando las etapas de la vida, y los cambios en la pubertad (que es algo que yo odio, me da muchísima verguenza). Me aburrí durante toda la clase, pero estuve pensando toda la hora en esa chica que acababa de conocer, por alguna razón, sentía algo especial por ella.
   Cuando tocó el timbre para ir al recreo, me levanté muy ansiosa, quería salir al patio, los lugares cerrados me ponen histérica. Estaba saliendo, y tres chicas me pararon para hablarme.
_Si querés ser popular, o caerle bien a todos, no te juntes con Paula_ Me dijo una de ellas, que se llamaba Uma, con un tono burlón.
_Ella te va a llevar por mal camino_ Dijo Leticia, otra de las chicas, avalando lo antedicho.
_Acá nadie la quiere, y si estás con ella, nadie te va a querer._ Dijo por último Laura, agregandole más tensión a la situación.
La verdad es que no conocía a Paula, pero por alguna razón sentía una confianza infinita. En ellas nada, ni un poquito. No pude responderles, se que a las palabras necias hay que hacer oídos sordos. Seguí caminando, decidí perseguir a Paula, o, mejor dicho, ir por donde ella iba, pisando sus pasos, perseguir es una palabra que no me gusta para las personas. Perseguir es una palabra que les quedan bien a los sueños, uno persigue los sueños, no a las personas. En fin, seguí a Paula hasta que llegó al baño, ví que encendió un cigarrillo y entró a uno de los baños. En ese momento, unos chicos empezaron a gritarme cosas como "gorda", "dejá de comer" y "aflojale a los postres". Me puse muy triste, bajé mi cabeza, y escuché como la directora los retaba. Me quedé pensando en eso, y no escuché la conversación de Paula. Bueno, en realidad escuché una parte, que nunca debía haber escuchado.
_Parecía que se había enamorado, pero nunca podría estar con una persona así. Me da muchísimo asco, como a la mayoría de las personas._ Dijo, entre risas.
   Sus palabras me lastimaron de verdad. No podía seguir ahí. Supe que eran dedicadas únicamente para mí. Me fui. Salí corriendo. No volví a hablar en toda la mañana. Paula, cada tanto, me hablaba, pero yo nunca le respondí. Terminó la clase. Guardé mis cosas. Esperé a que me vayan a buscar. Llegué a mi casa. Comí con las últimas fuerzas que me quedaban. Me fui a mi cuarto, y lloré hasta deshidratarme. Me dijo cuenta que si quería encajar en este mundo, debía ser flaca. Y estaba dispuesta a serlo, y, so era necesario, volverme flaca hasta los huesos.


(Continuará...)

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